Publicado el 2 de enero de 2020 por Marcel Carbajal

En la mayoría de países civilizados y del primer mundo, incluso en buena parte de los países desarrollados o en vías de desarrollo, el sistema político imperante suele serla democracia representativa, aquella que permite, a través del voto personal e intransferible, elegir a los líderes políticos que comandarán las acciones del país, tanto en política interior como exterior. Durante el periodo de mandato, que por lo general se suele extender a lo largo de cinco años, son esos políticos los que dirigen el país y deciden por su cuenta qué es lo mejor para todos. ¿Es un sistema perfecto, o solo el menos malo de todos los que existen?

Cada vez más gente está pensando que sus votos no sirven realmente de mucho, cuando el destino de su futuro lo deciden unos tipos trajeados que se reúnen muy de vez en cuando en foros y cumbres mundiales, tomando decisiones que afectarán luego a sus países, pero sobre todo, a sus ciudadanos, porque ellos suelen estar a otro nivel. Uno de estos foros es el conocido como G-20, seguramente el más importante a nivel internacional, por congregar a dos decenas de países desarrollados y en vías de desarrollo, que suponen casi el 85% de la producción mundial.

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¿Cómo surgió el Grupo de los veinte?

En primera instancia, el G-20 surge como una necesidad de dar cabida a nuevos países dentro del ya conocido como G—7, un grupo similar pero más reducido, compuestos por las siete principales potencias económicas mundiales. A finales del siglo XX, las economías emergentes comenzaron a pedir su lugar en el tablero socioeconómico mundial, y gracias a ello surgió este grupo, donde tienen cabida no solo las potencias clásicas, sino también esos países ya desarrollados y con economías que están creciendo mucho, hasta el punto de llegar a plantar cara a las tradicionales.

La primera tentativa del G-20 surge en el año 1999, cuando tiene lugar la primera cumbre en Berlín, donde se reunieron los ministros de finanzas y directores de los bancos centrales de las veinte principales economías mundiales, tanto aquellas que ya estaban completamente industrializadas como las que iban camino de ello. Países como India, Sudáfrica, Brasil o Turquía se sentaron por fin con las grandes potencias europeas, asiáticas y americanas, para debatir sobre el futuro de la economía mundial, y desde ese momento suele haber una cumbre del G-20 cada año, donde los ministros de finanzas y los presidentes de cada país se sientan a decidir sobre el mercado global.

Países que integran el G20

Desde su primera cumbre, el G-20 ha contado con diecinueve países permanentes dentro de organización. Estos son, en orden alfabético: Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica y Turquía. Además de todos ellos, una representación de la Unión Europea también está presente como miembro permanente de pleno derecho. España es un invitado permanente a este tipo de cumbres, junto a otras varias asociaciones e instituciones gubernamentales que aglutinan al resto de países de cada región y continente.

Según sus propias bases, los miembros del G-20 representan a dos tercios de la población mundial, así como el 85% del PIB y cerca de 75% de todo el comercio en nuestro planeta, datos que desde luego legitiman la inclusión de esos países como miembros importantes dentro de este grupo, que ha tenido una importancia capital en la economía mundial, especialmente desde el año 2008 cuando se le considera grupo de primer nivel internacional, en la cumbre desarrollada en Washington, para decidir sobre la economía mundial en un estado en el que la crisis a nivel global ya estaba afectando.

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Funcionamiento de este foro internacional

Las cumbres del G-20 se llevan a cabo de forma anual y suelen ser participadas por todos los miembros e invitados permanentes, que trabajan a partir de reuniones que se llevan a cabo según las necesidades o la situación económica de ese momento en particular. El G-.20 no solo trabaja en presente, analizando todo lo que tiene que ver con la economía en ese momento, sino también en futuro, tomando decisiones globales que sus miembros normalmente se atienen a acatar, para que los mercados vuelvan a tener la fuerza de siempre o la seguridad se haga más intensa en ellos durante el siguiente periodo.

Este foro mundial sirve como punto de encuentro para todos esos países y grandes instituciones que al final son las que manejan el mundo, designadas, eso sí, por los votos de los ciudadanos. Sin embargo, la mayoría de los votantes no tienen mucha idea sobre lo que es el G20, ni cómo funciona este grupo global, ni tan siquiera qué tipo de decisiones se toman en él. Esto hace que en muchas ocasiones pongamos nuestros votos en manos de personas que luego harán con ellos lo que deseen, una vez que estén en el poder.

Importancia de los países emergentes en el G20

Desde el primer momento de nacimiento de este grupo, el G-20 se destacó siempre por ser un foro abierto a nuevas ideas, que venían de la mano de los países emergentes, aquellos que no eran grandes potencias económicas clásicas pero  que estaban pujando ya de una manera muy fuerte por llegar a serlo. Países como India y Corea del Sur, Indonesia y Arabia Saudita en el continente asiático, como Brasil y Argentina en Sudamérica, como Sudáfrica en el continente africano o como Turquía en Europa, tenían por fin voz en la economía mundial, ante el crecimiento de sus mercados.

Dentro del G-20, los países emergentes son “mayoría” y pueden llegar incluso a imponer ciertos criterios, en el hipotético caso de que se unieran por completo entre ellos, algo poco probable por no tener una relación tan habitual como la de las grandes potencias, que tensan siempre esa cuerda entre el amor y el odio puesto que al final son países poderosos que deben salvaguardar el orden económico mundial, pero también son enemigos acérrimos en cuanto a rivales por el control de la mayor parte de la riqueza y el comercio global.